LOS LIBROS "sin stock" REINGRESAN

    Avanzada de una determinada toma de posición, en lo que a política institucional psicoanalítica francesa se refiere, “Un psicoanalista comprometido” intenta ser una confrontación con la herencia del pensamiento de Lacan bajo la apariencia de narrar la vida de André Green.

    Demasiado cuidadoso, libro sometido a reiterados liftings, como aclara Macias en la Presentación; demasiado cuidadoso, decíamos, para ser una autobiografía como pretende. Presenta la desventaja de ser conversaciones sin el interlocutor, ya que  las preguntas formuladas por Macias no han sido transcriptas, seguramente por las sucesivas correcciones de Green, meticuloso a la hora de cuidar que un detalle íntimo se le escape. ¿Para qué una autobiografía entonces?

     

    De todas maneras, desde el comienzo analiza su relación con Lacan ya que concurrió a sus seminarios desde 1960 a 1967. Considera a éste como ejecutor de una estrategia perversa en la transmisión del psicoanálisis. Perversión ésta, que admite, aceptó gustoso durante un tiempo ser partícipe. “Se transformaba así, dice de Lacan, en un adversario temible, en razón del carácter claramente perverso de su actitud en la discusión, en la que sabía sustraerse, pasar de la adulación a la invectiva, de la ternura afectuosa a la intimidación...


    La crítica a Lacan es el eje que atraviesa la totalidad del libro, por lo que no vamos a ser nosotros los que digamos que Green sigue seducido (según sus palabras) y... abandonado, lo que es raro tratándose de una autobiografía.

    Lo meramente autobiográfico se reduce a un curriculum vitae ampliado, o sea una autobiografía demasiado autorizada. La misma narración de su infancia se convierte en una refutación de la teoría freudiana de la sexualidad infantil, de tan anodina.

    Lamentablemente sus desarrollos de la teoría de Bion y Winnicott, sus nociones como el trabajo de lo negativo, la madre muerta y la psicosis blanca que podrían haber sido más interesantes se encuentran en un segundo plano.



    En síntesis, un libro que debido a un exceso de liftings resultó algo irreconocible y eso sin contar la labor del traductor que se plantea un serio problema para volcar a nuestra lengua “salle de garde”.


    Un psicoanalista comprometido, André Green.

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    Avanzada de una determinada toma de posición, en lo que a política institucional psicoanalítica francesa se refiere, “Un psicoanalista comprometido” intenta ser una confrontación con la herencia del pensamiento de Lacan bajo la apariencia de narrar la vida de André Green.

    Demasiado cuidadoso, libro sometido a reiterados liftings, como aclara Macias en la Presentación; demasiado cuidadoso, decíamos, para ser una autobiografía como pretende. Presenta la desventaja de ser conversaciones sin el interlocutor, ya que  las preguntas formuladas por Macias no han sido transcriptas, seguramente por las sucesivas correcciones de Green, meticuloso a la hora de cuidar que un detalle íntimo se le escape. ¿Para qué una autobiografía entonces?

     

    De todas maneras, desde el comienzo analiza su relación con Lacan ya que concurrió a sus seminarios desde 1960 a 1967. Considera a éste como ejecutor de una estrategia perversa en la transmisión del psicoanálisis. Perversión ésta, que admite, aceptó gustoso durante un tiempo ser partícipe. “Se transformaba así, dice de Lacan, en un adversario temible, en razón del carácter claramente perverso de su actitud en la discusión, en la que sabía sustraerse, pasar de la adulación a la invectiva, de la ternura afectuosa a la intimidación...


    La crítica a Lacan es el eje que atraviesa la totalidad del libro, por lo que no vamos a ser nosotros los que digamos que Green sigue seducido (según sus palabras) y... abandonado, lo que es raro tratándose de una autobiografía.

    Lo meramente autobiográfico se reduce a un curriculum vitae ampliado, o sea una autobiografía demasiado autorizada. La misma narración de su infancia se convierte en una refutación de la teoría freudiana de la sexualidad infantil, de tan anodina.

    Lamentablemente sus desarrollos de la teoría de Bion y Winnicott, sus nociones como el trabajo de lo negativo, la madre muerta y la psicosis blanca que podrían haber sido más interesantes se encuentran en un segundo plano.



    En síntesis, un libro que debido a un exceso de liftings resultó algo irreconocible y eso sin contar la labor del traductor que se plantea un serio problema para volcar a nuestra lengua “salle de garde”.


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